Autor
Dirección General de Comunicación Social UNAM
Fecha de publicación
20 de agosto 2022
Categoría
Boletín
• Mediante formato híbrido se efectúan mesas de trabajo en ALAS México 2022
Especialistas de diversas naciones abordaron los movimientos sociales y su impacto en la región, el aumento en el consumo de contenidos digitales, la inclusión digital, además de la colonización cultural, entre otros temas, al proseguir los trabajos del XXXIII Congreso Latinoamericano de Sociología ALAS México 2022. La (Re) Construcción de lo Social en Tiempos de Pandemias y pospandemias: Aportes Críticos desde las Ciencias Sociales Latinoamericanas y Caribeñas.
En el lapso de la emergencia sanitaria se incrementó la oferta de entretenimiento a domicilio y disminuyó la realización de actividad física, aseveró la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Carola García Calderón, en el panel magistral Comunicación, sociedad y pandemias.
El streaming que había crecido en los últimos años se detonó con el confinamiento; a escala mundial las plataformas de entrega a domicilio aumentaron 83 por ciento y la publicidad digital pasó de 4 a 26 por ciento, detalló la académica universitaria.
También se amplió el uso de medios; en el mercado mexicano “el 87 por ciento de los usuarios de internet asegura conectarse de manera frecuente al teléfono inteligente; 68 por ciento lo hace a través de la computadora; 39 por ciento usa una televisión inteligente y 41 por ciento una tableta”. En 2020 se conectaron a la red 3.5 millones de personas más respecto al año previo. Actualmente 84 millones de usuarios en nuestro país están conectados a internet, equivalente a 72 por ciento de la población, aunque la mayoría se concentra en las grandes ciudades, precisó.
A su vez, Silvia Lago, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se refirió a un estudio realizado por su equipo en el periodo de emergencia sanitaria para conocer la movilización ciudadana en defensa de los derechos en internet (este último considerado derecho humano).
La discusión no es nueva, hay un activismo y una preocupación por defender las garantías de las personas en la red y generar, además de inclusión digital, una más democrática, con datos abiertos, aseveró.
En la pandemia, explicó, se aceleró la libertad de expresión y el derecho a la comunicación, pero “ahí entran todas las cuestiones que tienen que ver con mensajes de odio, noticias falsas e infodemia, que es un tema muy delicado”.
Al analizar el sentido social de la cultura y el arte en la sociedad en general, y la centralidad que asumieron en la pandemia, Ana Wortman, también de la UBA, dijo que en un contexto catastrófico y global esos aspectos cobran sentido significativo.
Frente a la nueva dinámica del campo cultural, también se transformaron los sujetos consumidores de cultura; se incrementaron las suscripciones a las plataformas de contenido audiovisual o musical; y se presentó como un fenómeno creciente, que las personas pasaron a ser artistas: se incrementaron las clases on line de guitarra, piano y otros instrumentos, o la gente salía al balcón a cantar.
América Latina es el segundo mercado de streaming de más rápido crecimiento en el mundo, solo detrás de Asia y Medio Oriente. Hoy, en promedio, 62 por ciento de los latinoamericanos ve más contenido digital en plataformas como Youtube, que antes de la pandemia; 67 por ciento aumentó el uso de WhatsApp, y 61 por ciento el de Facebook, concluyó Wortman.
En la sesión “Feminismos, Género y Pandemias”, la directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), Marisa Belausteguigoitia, hizo referencia al resultado de los trabajos realizados por alumnas de la Facultad de Filosofía y Letras, como parte de la materia Violencia, Género y Ética Comunitaria, instituida en la entidad universitaria en respuesta a una de las demandas del colectivo MOFFyL, Mujeres Organizadas de la Facultad.
Destacó que se trata de una serie de textos desenfadados y con argumentos feministas, derivados de la lectura de literatura crítica y narrativa contemporánea, chicana y latinoamericana.
Son relatos basados en el hecho de que los cuerpos pertenecen a las personas que lo portan, y mostrar esa prenda íntima, “es decir, dejarse ver, es una decisión que puede basarse en el juego, la seducción, la ironía, el desparpajo, o la simple voluntad”, añadió en la conferencia híbrida realizada en el auditorio Ricardo Flores Magón de la FCPyS.
En otro tema, la profesora de la Universidad de la República, Uruguay, Karina Batthyany, consideró que la pandemia profundizó la crisis de los cuidados en América Latina y el Caribe; sin embargo, hoy ese tema está en la agenda pública con formulaciones de política pública concretas, que si bien son insuficientes para alcanzar el objetivo real, la discusión se encuentra presente.
Para la experta, los cuidados para la sostenibilidad de la vida son el nudo crítico de las desigualdades en dichas regiones. Por ello, si en realidad se quiere trabajar a fin de avanzar hacia sociedades menos desiguales, inevitablemente habrá que atender este rubro.
Mencionó que aun cuando este campo de la política pública en el ámbito de los cuidados avanza en la región, con experiencias en Uruguay, por ejemplo, todavía están lejos las naciones latinoamericanas de contar con situaciones contundentes de políticas públicas en el ámbito.
Durante la pandemia se hizo patente que América Latina es un continente que ha sufrido los fracasos de la globalización, que no resolvió la unipolaridad, fue excluyente de las mayorías y bárbara contra los territorios y comunidades originarias, afirmó el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Lucio Oliver.
Se evidenció también una crisis de hegemonía a la que se añadió un impasse en la salud de las mayorías, lo que puso de manifiesto el fracaso de los proyectos de la mundialización neoliberal, señaló en la sesión “Sociedades en Movimiento. Perspectivas frente a la pospandemia”.
Esa crisis es un referente para analizar los movimientos sociales, que exigen la participación de todos, pero para ello es necesario el desarrollo pleno de un pensamiento crítico en la vida social, ya no molecular como se da en las universidades, para empezar a transformar estas sociedades, dijo el académico universitario.
En su exposición, la investigadora y profesora de FLACSO en Guatemala, Ana Silvia Monzón, destacó que en ese país -en medio de la emergencia sanitaria y de la guerra en Europa- jóvenes, pueblos indígenas, afrodescendientes, migrantes con discapacidad y mujeres no desisten, denuncian y anuncian que otros horizontes son posibles, como lo demuestra Chile y ahora Colombia, Honduras y México.
Millones de personas que conforman esos movimientos sociales llaman a denunciar la injusticia sistémica, misoginia, racismo, a superar la ceguera de género, racial, a politizar las identidades más allá de la clase social, como lo plantean ellas mujeres desde hace siglos.
De acuerdo con Alexander Gamba, decano de la Facultad de Sociología de la Universidad de Santo Tomás, en Bogotá, Colombia, el triunfo de Gustavo Petro como presidente de esa nación se debe, en gran parte, a la movilización de los jóvenes urbano populares, de 18 a 25 años, grupo etario que sustenta el bono demográfico de ese país, que carece de oportunidades a la educación y laborales.
Los “ninis”, como se les ha denominado, fue un nuevo actor en las movilizaciones de 2021; “lo hicieron con mucha rabia por no tener acceso a ningún recurso básico y pensando que era uno de los pocos escenarios de esperanza que tenían”, agregó.
Al referirse a la crisis en Haití, la profesora de la Universidad Quisqueya, Sabine Manigat, expuso que esta situación desencadena un movimiento migratorio importante en el que se apoya la comunidad internacional; uno de los argumentos que avanza al respecto es que esa “invasión” haitiana es un peligro para la región, un pretexto más para afianzar el control del país.
En ese sentido, destacó, existe una fuerte movilización social que es invisibilizada, una sociedad civil que resiste y pide dos cosas: no intervención de intereses ajenos a ellos “y que la solidaridad sirva para reconstruir mínimamente las instituciones del país y no transformarlo en una tutela de la comunidad internacional”.
La educación y la cultura no deben ser algo ornamental, sino una energía transformadora de alcance excepcional que se vincule a la ética y a la conducta; es la única vía para lograr la plena emancipación del pueblo, para defender su libertad, afirmó el exministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto Jiménez.
El también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y presidente de la Casa de las Américas en ese país, señaló: “estamos más contaminados que en otros momentos de nuestra historia por la colonización cultural, por lo que debemos promover con intencionalidad opciones culturales genuinas y fomentar una visión crítica de los productos de la industria hegemónica del entretenimiento”.
Al dictar una conferencia, el graduado en Letras Hispánicas por la Universidad de La Habana consideró que la denominada “globocolonización” o globalización cultural es el entorno propicio, el tramado general sobre el que se diseña la guerra cultural y simbólica específica contra Cuba.
Recientemente, relató, se ha creado un clima desinformativo con apoyo de medios digitales “de que se había producido la ruptura entre el gobierno, el Partido Cubano y la población”.
“Mucha gente se ha dejado engañar con esas noticias, y nos enfrentamos a una guerra no convencional, híbrida a través de estos canales. Las redes sociales no te invitan a pensar, sino a reaccionar afectivamente”, afirmó.
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Contacto: samcarbajalreportera@gmail.com
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