Por Luciana Gugliada, profesora de Adquisición de Lenguas (Inglés) en el Colegio Williams.
De acuerdo con la UNESCO, hay escasez global de educadores y se necesitarán cerca de 69 millones de nuevos docentes para el año 2030. Este dato es preocupante; si consideramos que una crisis de salud como la actual puede extenderse o repetirse, complicando, aún más, la preparación de nuevos docentes en el mundo.
Es claro que se deben redoblar esfuerzos para responder a esta apremiante necesidad. Uno de esos esfuerzos lo hace el IB (Bachillerato Internacional) y la Universidad del Pueblo (UoPeople), quienes se asociaron para preparar a mejores educadores y garantizar el acceso a educación de calidad a una mayor cantidad de alumnos. En 2020, el BI otorgó 100 becas a docentes que buscaron obtener una maestría en Educación en la Universidad del Pueblo.
Yo recibí dicha beca, con ella pude lograr objetivos personales y profesionales como la mejora de mi labor docente frente a grupo, pude, también, aprovechar oportunidades de desarrollo profesional y aumentar mis conocimientos. Además, pude incentivar la investigación dirigida por los alumnos, su aprendizaje interdisciplinario, su proceso metacognitivo y su pensamiento crítico.
Otro beneficio de estudiar la maestría en Educación es el hecho de que me ha permitido prepararme para un entorno internacional. Estoy convencida de que la única manera de tener éxito en la educación en el mundo de hoy es ser parte de un contexto más global y holístico. Los estudiantes de programas como este pueden construir un entorno de aprendizaje eficaz, aplicar nuevos enfoques de enseñanza y reflexionar acerca el efecto de sus acciones y decisiones, en sus propios alumnos.
Los educadores afrontamos el desafío de conectar las necesidades de los alumnos con un mundo que cambia rápidamente y para lograrlo debemos continuar nuestro aprendizaje. Estar bien preparados, tener pasión por lo educativo y preocuparse por los alumnos puede transformarnos en una inspiración para que estos desarrollen todo su potencial y acepten el reto de convertirse en la mejor versión de sí mismos. Los alumnos deben contar con todas las herramientas, las habilidades, los conocimientos y la capacidad de reflexión para seguir su trayectoria hacia el mundo que los espera.
También soy parte de la comunidad de aprendizaje del Bachillerato Internacional, la cual fomenta un amplio abanico de capacidades y responsabilidades humanas que van más allá del éxito académico. Dichos atributos conllevan un compromiso de ayudar a todos los miembros de la comunidad escolar a aprender a respetarse a sí mismos, a los demás y al mundo que los rodea.
Dicha comunidad tiene como objetivo formar alumnos que sean:
● Indagadores
● Informados e instruidos
● Pensadores
● Buenos comunicadores
● Íntegros
● De mentalidad abierta
● Solidarios
● Audaces
● Equilibrados
● Reflexivos
En mi caso, incluir estos atributos en la práctica docente y en mi vida personal, ha sido muy importante. De esa manera puedo predicar con el ejemplo ante mis alumnos, ellos entienden, practican e integran estos principios en su vida diaria. De entre todos los atributos, los que mejor me definen como docente y me recuerdan que siempre podré seguir aprendiendo son tener mentalidad abierta, ser solidaria, indagadora y reflexiva.
Creo que todos los educadores podemos inspirar a los alumnos y ayudarlos a avanzar en su carrera, en especial a aquellos que demuestran un firme compromiso con su comunidad local, el aprendizaje durante toda la vida y la pedagogía.
El trabajo en conjunto de organizaciones como el IB y la Universidad del Pueblo, son iniciativas que ayudan a responder a la creciente demanda de educadores en el mundo y a la meta que la comunidad educativa internacional se ha propuesto para lograr la educación primaria y secundaria de todos los niños en el 2030. Para que estos esfuerzos no sean en vano se debe dar prioridad a quienes están frente a los alumnos, ahora de manera remota, todos los días: los docentes del mundo.
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